lunes, 25 de enero de 2010

De lo que tengo y no tengo



Tengo el alma desgastada de querer, el corazón a trocitos, anclados en el ayer...

Tengo la mente saturada de recuerdos, y el ser vacío de sentimientos...

Tengo aún muchas heridas, demasiadas llagas, y no tengo valor para amarte como me pides que lo haga...

Tengo todavía un olor impregnado en mi piel, y en mi boca ese sabor a miel...

Tengo una estancia pagada en un centro de desintoxicación, uno de esos sitios donde te parchean el corazón...

Tengo ganas de parar las horas, los minutos, los segundos, ganas de pedirte que pares el mundo, de decirte que me bajo contigo, que sin tí tirito, me hielo, y me muero de frío...
Que se baje el telón y que te regalo mi corazón, que me devuelvas las alas y volemos al alba hasta tú rincón...

Tengo ganas de gritarle al viento que se lleve volando mi miedo, que te traiga bañado de estrellas, que nos lleve volando hasta ellas.
Que me abraces despacio saboreando el momento, que no quede un espacio de arrepentimiento...


Tengo ganas de amarte, de quererte y desearte como tú lo haces, pero no tengo las fuerzas, y sólo con las ganas no llega...

Tengo el cuerpo magullado a causa de tantos daños...
Y tengo tan sólo 22 años...

miércoles, 20 de enero de 2010

Se me escapan los sueños



Foto: Donde se escapan los sueños

Me desvistió despacio, alternando besos en el cuello mientras desabotonaba mi camisa.
Me tuvo con cuidado, a ritmo acompasado, amándome sin prisa.
Yo seguía rígida, inmóvil, con la mirada perdida, luchando por moverme, por parecer que tenía vida, pero no podía...

¿Qué te pasa?
Nada...

Buscaba mis manos, mi boca, mi ombligo.
Creí volverme loca, me evadí de  mi cuerpo para irme contigo...

¿Estás bien?
Si...

Con un silencio que cortaba bajó por mi vientre, mientras yo te encontraba en algún oscuro rincón de mi mente.
Empecé a sentirte y mis instintos despertaron, de repente mis manos te buscaron, creí ver tu cuerpo y te besé con ganas.
Enloquecí al creerme entre tus sábanas...

Cuando acabó la locura una voz me trajo a la realidad, la habitación se volvió oscura, y comenzó la ansiedad.
Caí derrotada en mi trozo de colchón, me sentí sucia al sentir en mí su olor.
Abrazada a la almohada ahogué un llanto del que nadie se enteró, un aullido al alba, que nadie escuchó...

jueves, 7 de enero de 2010

Esfumándose recuerdos...



Qué efímera resultó esa eternidad con la que un día soñé...
Qué débil mi alma remendada tras desengancharse de tu piel...

Sentada en el suelo de mi habitación, con la cabeza apoyada en la cama, doy vueltas y vueltas a esta caja de madera, que hace un año prometía ser tan duradera... hoy ya vacía de aquello que un día me dijíste que traía, le doy vueltas y vueltas intentando encontrarle algún agujero, por dónde escaparon tus recuerdos, parece que está sellada, sin fisuras, no lo entiendo...

La dejo a un lado y me fumo tus besos, poco a poco se consumen, se reducen a cenizas tus silencios, mis lloros entre almohadas se evaporan en cada bocanada como aire nuevo, ligero... Y mientras sigo apurando mi cigarro, van flotando por mi habitación, alejándose impulsados con cada golpe de mi corazón, siguiendo el compás de mi respiración, chocan contra el cristal que me separa del mundo real, y se esfuman, se desvanecen, se van...

Apago el cigarro, despacio, tomándome mi tiempo. Al levantarme, y abrir la ventana, el aire de la madrugada me aclara el pensamiento, con los ojos cerrados, respiro fuerte... Es  un día nuevo.

martes, 5 de enero de 2010

Simplemente, nosotros.

Me encanta mirarte en silencio, sin que te des cuenta...
Cuánto hemos crecido, codo con codo salvamos una adolescencia por la que pasamos casi casi de puntillas; cuántas cosas hemos vivido juntos, frente con frente, con los ojos cerrados, tragando el dolor de los malos tragos, y abrazados, saltando al ritmo de la música de Vetusta, celebramos los buenos momentos; qué buenas las vueltas en tu coche de la playa, cantando y riendo.

Hoy no te concentras en estudiar, y yo sé porqué, pero no te diré nada, ya lo harás tú... No paras de tocarte el pelo intentando acomodarlo, estás tan guapo que me resultas el ser más tierno y frágil del mundo, como un ángel que no es consciente de su perfección, sólo quiero cuidarte, mimarte y protegerte, crear para tí un escudo en el que tu esencia quede intacta; y mientras tú sigues con tu pelo una sonrisa viene a mí al recordarnos de niños, al imaginarnos de viejos; siempre ha sido así, siempre será así, tú y yo, nuestras playas, nuestros montes, sitios dónde perdernos, quizás simplemente intentando encontrarnos.

Me miras interrogante, sabes que algo estaba pensando, que no estoy estudiando, y me sonríes, te devuelvo la sonrisa y disimulo bajando la vista a mis apuntes... Siempre has estado a mi lado, llevándome al caballito cuando no podía andar sola, abriéndome los ojos cuando tenía una venda negra, despacio, sin herirme, y compartiendo el dolor de mis heridas con una empatía propia de mi análogo. Te recuerdo, a los pies de mi cama en el hospital; esperándome en mi portal cada viernes, con una paciencia infinita que no merezco.

Sigues inquieto en tu silla, parece que ese ejercicio se te resiste, y pones cara de concentración, aunque sé que es una careta, una pose, para que me crea que estudias, y quizás tú también intentes creértelo, y así conseguir concentrarte...
Sé que lo sabes, pero no sé hasta qué punto eres consciente de lo mucho que significas para mí, de lo mucho que te quiero, no hace falta que te lo diga, porque simplemente... somos nosotros.

Dejas el boli en la mesa, miras por la ventana y bebes agua, vuelves a intentar concentrarte... Y me doy cuenta de que tengo hacia tí el sentimiento más puro que se puede tener hacia una persona, sin dobleces, sin prejuicios, sin nada más que admiración, ternura, y un eterno agradecimiento. Gracias por cada segundo a mi lado, por cuidarme, por quererme como lo haces, por ser así de especial y dejarme disfrutarte...

-Ey cuchi, nos vamos a tomar algo?-
Te quitas las gafas riendo...
-Claro-.