jueves, 7 de enero de 2010

Esfumándose recuerdos...



Qué efímera resultó esa eternidad con la que un día soñé...
Qué débil mi alma remendada tras desengancharse de tu piel...

Sentada en el suelo de mi habitación, con la cabeza apoyada en la cama, doy vueltas y vueltas a esta caja de madera, que hace un año prometía ser tan duradera... hoy ya vacía de aquello que un día me dijíste que traía, le doy vueltas y vueltas intentando encontrarle algún agujero, por dónde escaparon tus recuerdos, parece que está sellada, sin fisuras, no lo entiendo...

La dejo a un lado y me fumo tus besos, poco a poco se consumen, se reducen a cenizas tus silencios, mis lloros entre almohadas se evaporan en cada bocanada como aire nuevo, ligero... Y mientras sigo apurando mi cigarro, van flotando por mi habitación, alejándose impulsados con cada golpe de mi corazón, siguiendo el compás de mi respiración, chocan contra el cristal que me separa del mundo real, y se esfuman, se desvanecen, se van...

Apago el cigarro, despacio, tomándome mi tiempo. Al levantarme, y abrir la ventana, el aire de la madrugada me aclara el pensamiento, con los ojos cerrados, respiro fuerte... Es  un día nuevo.

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