jueves, 24 de diciembre de 2009

Salud, dinero y amor?...

Tumbada en mi cama, con la mirada clavada en el techo de mi habitación, esa pregunta vino a mí. Mierda, ahora sí que no podré dormir...

Qué estoy haciendo con mi vida? La estoy desaprovechando? Seguramente si, pero porqué? Soy realmente feliz? De hecho, alguien es realmente feliz? Y lo que más me angustia, me habré equivocado de carrera?.

La verdad es que si analizo un día normal en mi vida me da la sensación de que podría hacer mucho más, tengo un vacío emocional, me siento insustancial por momentos, de manera cíclica paso de 100 a 0, y de 0 a 100, sin encontrar el equilibrio personal que me aporte estabilidad.

Qué se entiende por ser feliz? Tengo familia, tengo los mejores amigos, han aparecido personas nuevas en mi vida que me aportan mil cosas nuevas y de las que me queda muchísimo por aprender, tengo salud... Bueno paramos un momento, vamos a ver, la gente enumera estas cosas para medir la felicidad en serio? Es un poco chorrada tener que medir mi felicidad en base a "salud, dinero y amor"; salud tengo, si, pero he vivido este año en el SERGAS, dinero... Dinero? Vale, el dinero ayuda, no a ser feliz, pero si que te aporta una seguridad y una tranquilidad que ayudan a esa felicidad, pero me niego a dejar que el dinero sea una parte determinante de mi "nivel de felicidad"... Amor... Pues depende de lo que se entienda por amor, es amor lo que la sociedad entiende que tiene una "pareja normal"? Es amor un matrimonio que no se toca hace años, que no se buscan entre las sábanas? Es amor estar enamorada de alguien que no lo está de tí? Es amor lo que tienen dos personas que se encuentran esporádicamente, que se dan lo mejor de sí sólo a cambio de la reciprocidad?.

Vale, querida sociedad, ahora tengo salud, tengo el dinero que necesito para vivir bien pero sin lujos, que realmente serían innecesarios y creo que llegado un punto agrandarían mi vacío interior, y tengo cierto tipo de amor, no el que yo desearía, pero que sí sigue las pautas de la definición del amor... Se supone que soy feliz entonces? El hecho de estármelo preguntando no es una contestación a mi pregunta?.

Creo que soy feliz por momentos, y creo que es lo máximo a lo que se puede aspirar; soy "feliz" tomando un café interminable con mis amigos, soy "feliz" en una conversación de horas en las que no hay silencios porque me entiendo con la otra persona, soy "feliz" cuando veo que a los míos les van bien las cosas, soy "feliz" cuando paseo sola entre las piedras de Santiago y siento ese momento como mío, soy "feliz" cuando Bruno me abraza porque le sale y me dice te quiero, soy "feliz" cuando mis amigos necesitan algo y es mi número el que marcan, porque saben que estoy ahí.

Pero explicarle a la sociedad que soy feliz en momentos así, como tomarme un té mientras veo llover desde la ventana, al acabar un libro que me ha marcado, al salir del agua del mar, al caminar descalza sobre hierba, cuando un beso furtivo me mueve algo por dentro, explicarle a la sociedad que para mí la felicidad son esas pequeñas cosas es dificil, cuando no imposible.

Y respecto a mi carrera, quizás no sea la carrera de mi vida, quizás yo sería más feliz estudiando historia del arte, estudiando filología hispánica, periodismo... Pero es la carrera que he elegido, y me gusta, no al 100%, pero me gusta lo que podré hacer en un futuro gracias a ella, creo que eso sí lo tengo decidido, y sí me hará feliz, podré trabajar asesorando a inmigrantes, a mujeres maltratadas, a gente sin recursos, si llego a cumplir este sueño, creo que con cada batalla ganada seré un poquito más feliz.

No me importa lo que una sociedad corrompida y vacía de emociones entienda por felicidad, que le den! Prefiero ser fiel a mí misma, a mis pequeñas cosas, a mis rarezas, feliz no sé si seré, pero soy sincera conmigo y con los míos, algo que la sociedad en sí no puede decir.

martes, 22 de diciembre de 2009

A mi luz...

Hoy no hay foto, sólo recuerdos, sensaciones, sentimientos...

Cuánta falta me haces. Sabes? Cada día te recuerdo, cada día te extraño, te necesito, y te hablo en silencio. Sé que me escuchas, que me guías con tu luz, que nunca he dejado de ver; siento que sigues a mi lado, intentando mostrarme el camino correcto, pero es tan dificil...

A veces sueño con aquellos años en los que estabas aquí, y la nostalgia se apodera de mí, me aprisiona... Recuerdo tu olor, y necesito volver a olerlo, volver a oler esa mezcla de tabaco y serrín, a madera seca... Recuerdo tu voz, cuando me reprendías por no atender a tus explicaciones, por desarmarte, por romper tu coraza con una sonrisa y un beso en la mejilla, porque sabía que yo era tu debilidad, tu niña...

"No se le dan las matemáticas a Filomena, aún me va a salir de letras..." "A ver Dolores, de qué te me quejas hoy?"

Recuerdo momentos concretos, cuando me llevabas a nadar contigo,abrazada a tu espalda y nos perdíamos en las olas de la ría. Recuerdo el olor a chocolate, el olor del taller donde trabajabas, y yo iba a buscarte por la noche cuando la abuela me decía coge la linterna y ve por el abuelo, que le hará ilusión que vayas tú, y yo iba, en ese pequeño espacio que separaba la casa del taller yo sentía miedo a la oscuridad, a los ruídos de las hojas, de los grillos, a los ladridos de los perros... Pero me recompensaba cuando te veía allí sentado, en tu taburete, dibujando planos a lápiz (rojo o verde) en medio de tu desorden organizado, y al verte sentía que nada de lo que hubiese allí fuera podría conmigo, porque estaba contigo. Recuerdo tu olor, si, pero hay veces que no recuerdo tu cara, y necesito ver tu foto para recordarte, y eso me angustia, por eso estás en mi mesilla de noche, para ser lo último que veo al acostarme, y lo primero al levantarme; para recordar tu cara...

Revivo cada momento, el acompañarte a guardar las ovejas, la cara de enfado que intentabas poner cuando yo convencía a la abuela para que se volviera mi cómplice de juegos, para que me consintiera todo, cuando ella aún era feliz. Los días de merienda en mantas en el campo, las recogidas de frutas, de castañas y nueces, de paseos a caballo gracias al vecino, entrar en tu rincón especial dónde escuchabas música en tu sofá, me encantaba sentarme allí acurrucada a tí (gracias a eso hoy me sé un amplio repertorio de música de tu época jaja), cuando me regalabas libros, como pequeños tesoros, a tí te debo mi amor a la lectura; recuerdo el ir a dormir la siesta contigo y ver que hacías que te enfadabas "no se puede dormir ni la siesta con usted en casa o qué?" Pero me abrazabas y te pillaba sonriendo. Las navidades en casa, las cenas en las que éramos gente y gente y gente... (Y yo el juguete para qué negarlo jaja).

Hoy he crecido, ya son muchos días sin tí, aún te veo como la última vez que te vi, y me dijiste "cuídate niña", no sé si he sabido ser lo que esperabas de mí, y eso es una carga en mi espalda que en ocasiones se me hace insoportable. La gente me dice que soy tu vivo retrato, que te ven en mis ojos, en mis gestos, en mis manías... Y yo me siento orgullosa, y a la vez temerosa, porque sé que no estoy a la altura.

Te he sentido cerca en los malos momentos, te tengo presente en los buenos, sólo espero que allá donde estés estés orgulloso de mí, comprendas mis decisiones, tantas veces equivocadas. Que aunque haya pasado el tiempo, aunque crecido, para tí siga siendo tu Filomena... Tu Dolores... Tu niña.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Hubo una noche... sólo una noche



Van Gogh: La noche estrellada

Hubo una noche en la que me olvidé de la luna, que se reflejaba en el agua estanca que se veía desde nuestro refugio. Ignoré a las estrellas que mandaban luz hacia nuestra ventana empañada, rompiendo nuestra intimidad... Esa noche odié a la luna, a las estrellas, por tener que compartirte con ellas en la noche, por poder tocar tu piel, acariciándote con su luz...


Hubo una noche que se escapó a la gente, que nadie escucho mi voz quebrada al sentir tus dedos discurrir por vientre, al encontrar cada caricia que me regalabas... Esa noche envidié tus suspiros, por ser parte de tí...

Hubo una noche en la que nuestros labios se encontraron por casualidad, por un juego del destino, y sin esperarlo algo en mi interior comenzó a aletear, tan fuerte que pensé que iba a salir de mi pecho... Esa noche agradecí a tus manos la dulzura que me ofrecieron en cada gesto, avivando y calmando a la vez la pasión que despertaban en mí... Fue una noche... sólo una noche... en la que la luna se marchó, con el dolor de no poder sentirte más, hasta la eternidad que se antojaba la noche siguiente...

Y los primeros rayos de sol entraron furtivos a nuestro rincón, me desperté acomodada en tu pecho, como si así hubiera sido toda la vida, como si cada mañana me despertara un beso tuyo en mi frente. Sentí calma, paz, habría parado el mundo en ese momento, para que fuera eterno y no sentir miedo precisamente a eso, a sentir... Miedo a dejarme llevar... otra vez... miedo a abandonarme a tí, a dejarte entrar en mi interior, donde soy vulnerable, donde me ganarías la partida... miedo no... pavor... pavor a marcarte cada lugar de mi alma para que puedas herirme sin errores... pero no lo sentí... no quise pensar en nada más en ese momento mágico en el que nada más existía...

Pero no pude parar el tiempo, y éste transcurrió...

Con la luz de la mañana llegaron nuestras respectivas vidas, y con ellas mis miedos, porque añoré tu mano acariciando mi pelo, tu lengua jugando con la mía, tus susurros en mi oído, la humedad de tus besos, el calor de tu cuerpo en la noche fría, la firmeza con que me sujetaban tus manos a la vez tan delicadas...

Ahora sólo estás en mi memoria, en mis sueños... hasta que nuevamente el destino nos cruce, en un nuevo capricho del azar, y vuelva a sentirte mío por una noche, aunque para ello tenga que compartirte con la luna, aunque me cueste el riesgo de dejarme sentir...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Historias narradas por las vías...

Desde mi asiento 161, coche 03...


Observo a cada una de las personas que van a mi alrededor, me imagino sus vidas, porqué habrán cogido este tren, y no cualquier otro...


Hay una señora mayor, con un pañuelo blanco en la cabeza, y de vez en cuando se tapa la boca, tiene la mirada perdida en el azul del asiento delantero, las arrugas de su cara se me antojan un reflejo de los golpes que le habrá dado la vida, como marcas que recuerden día a día lo vivido, lo sufrido, sin dejar olvidar... De vez en cuando aprieta la mano derecha, como impulsivamente, sin darse cuenta, mientras juega despistadamente con el billete... Seguro que ha venido a ver a su hijo, del que se siente muy orgullosa, pero él nunca va a visitarla, porque es muy buen médico y no tiene tiempo, entre el trabajo y sus compromisos sociales, y ha visto a sus nietos, la mayor saca muy buenas notas, va a ser como su papá, el abuelo estaría muy orgulloso de ella si estuviese aquí; el pequeño es demasiado pequeño para saber qué será, por ahora es el que más cariño da a la abuela, hoy han ido a pasear por el parque, ningún bocadillo sabe como el que le hace la abuela, le ha permitido que fuera de chocolate, y le ha quitado las durezas al pan con el cuchillo, después le ha comprado un paquete de cromos y sólo uno venía repetido. Ha sido una buena tarde, y la abuela se va pensando en la próxima, y en las tardes que estará sola hasta que esa llegue...


Enfrente de mi va un chico joven, veintipico... Con greñas y barba, va mirando el móvil, que no para de sonar, y él contesta rápidamente, y a veces una sonrisa aparece en su cara, cuando ve que le miro disimula con vergüenza, y mira por la ventana... no me cuesta imaginar su historia, ha venido a visitarla a ella... Y ya la echa de menos...


Unos asientos más atrás, a mi espalda, van dos mujeres, van hablando distendidamente, y ahí no hace falta suponer nada, pues van hablando tan alto que no me queda nada por imaginar... Compras navideñas, qué tal tus hijos? Tenemos que quedar más... Si, cuando pasen estas fechas... ( No van a quedar )...


El revisor se detiene frente a un señor, va dormido, o eso parece, sus ropas gastadas, sus botas rotas, su cara ennegrecida... Todo eso hace que el revisor se detenga frente a él. Pero él saca orgulloso su billete, aquí tiene señor... Porque cambiarás tú de ciudad? Vas o vuelves? Vas... Buscando mejor suerte? Quizás... Intentando olvidar? Puede... Que encontrarás? Cuanta gente nueva conocerás? Quién sabe... Parece que me has oído, y nuestras miradas se encuentran, tu débil sonrisa desdentada resulta cálida, que tengas suerte vayas o vuelvas, que tengas suerte, sea cual sea tu historia...


Y sólo queda él... Tres filas hacia delante, de frente hacia mí, tiene el pelo despeinado al azar, como si el viento hubiese hecho un juego aleatorio para enredar cada uno de tus mechones morenos, ojos negros, o marrones muy oscuros, desde aquí no lo distingo, pero cada vez que los veo siento el impulso de querer perderme en ellos. Los dos podíamos haber cogido ventanilla, pero vamos en el pasillo, cruzando nuestras inquisitivas miradas... Cuál es tu historia? No consigo adivinarla... Bajarás en Santiago? Seguro que si... Volveré a encontrarte? Cuando menos me lo espere... Qué estudias, o en qué trabajas? Historia del arte... O algo relacionado... Tienes manos de pintor, no, de escultor... y mirada profunda, de escritor, de poeta... Retén mi imagen en tu cabeza, píntame sólo envuelta en una sábana, en tu sábana... Y recítame un poema que escribiste para mí, sólo para mí, esa tarde, esta tarde... cuando bajaste del tren y llegaste a casa con mi imagen en tu memoria... No me olvides, yo no olvidaré tu mirada, el trayecto en el que nuestras miradas se encontraron, para algún día, en algún lugar, en el momento justo... Volver a reencontrarse.

viernes, 11 de diciembre de 2009

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Esa voz...
Ese olor...
No se va...
Sigue aquí...

Sigue en mis sueños... Sigue en mí... La losa sobre mi pecho... El despertar envuelta en sudor de madrugada... Sigue en el aire... No puedo dormir... Está en las sombras... Debajo de mi cama... Me escondo en el edredón en la oscuridad de mi cuarto... Pero siento que sigue aquí... Lo veo al cerrar fuerte mis ojos... Está en los espejos... En el ruido de los árboles... De los coches... En la noche... Y también en la mañana... Está aquí... Lo veo en el reflejo de mi ventana... Sigue detrás de mí... Número desconocido... Esa canción... Esa melodía... Está entre la gente... Va y viene... Siempre vuelve... está a mi alrededor... dando vueltas... Y yo giro y giro en el mismo punto fijo... Tira de una cuerda atada en mi pecho... Me empiezo a marear... Tengo ganas de vomitar... Quiero que pare ya... Pero caigo sin fuerzas... Sin consciencia... Y me ve caer con sonrisa satisfecha...

Oscuridad... Paz... Hay un punto de luz... Empieza a crecer... Me levanto hacia él... Es mi realidad... Me siento fuerte... En paz... No hay reflejo en el cristal... No hay llamadas... No tengo esa sensación que tiene el mosquito con la luz que le va a matar...

Huele a leña y chocolate recién hecho... Mi abuela me abraza y me lleva frente a la chimenea... Bebe para que te caliente... Empiezas a tener color...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

OMEGA


El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Inclulso para mí.

Había escrito una entrada para renovar, pero he decidido no hacerlo, quizás más adelante me sienta con fuerzas como para hacerlo.


Este blog nació con la idea de ir escribiendo día a día una serie de sentimientos y sensaciones, una sucesión de vivencias que me estaban ocurriendo, y que yo misma no conseguía entender. Quería que fuera un diario de vida, y como el ser humano tiende a olvidar aquello que le hace daño, e incluso tiende a creerse la realidad que quiere ver, la que el mismo se forma, decidí escribir un blog, porque en el fondo sabía que algún día necesitaría releerlo entero, para ver la progresión de mi estado de ánimo, para ver cómo viví yo las cosas, cuando todo acabase.


A esa primera entrada le llamé "Alfa", después de releerlo he visto que muchas veces creí haber cerrado esa puertecita de mi interior, pero nunca me llegué a convencer de verdad de que esa puerta estaba cerrada, hoy creo que por fin estoy en la entrada "Omega". E ironías de la vida, nunca pensé que la persona que me ha hecho cerrar la puerta, e incluso tirar la llave al mar, haya sido quien ha sido.


Hoy, por primera vez en mucho tiempo, me siento fuerte de verdad, siento que mi vida empieza a coger el rumbo que nunca debió perder, me siento apoyada, arropada, por mi familia, por mis amig@s (que siempre estuvísteis ahí), y por mis compañer@s, a los que no sé cómo darles las gracias. En especial a tí, por ayudar a Caperucita a vivir tranquila en casa de su abuelita ;)


A vosotr@s sólo puedo daros las gracias, por no hacer preguntas, por no reprochar nada, por recibirme con una sonrisa y sujetarme para que no me caiga, por enseñarme que estáis ahí.


A mis amig@s no tengo palabras para explicaros lo mucho que ha significado cada momento de este caminar de Alfa a Omega, en el que a cada paso estuvisteis a mi lado, en las noches sin dormir, en los cafés interminables, en los llantos, en los porqués sin respuestas, gracias por dormir a mi lado cuando no me atrevía a dormir sola, por estar horas abrazándome para que me calmara, por sacarme a la calle, por llevarme a ver el mar ;) por tantas cosas... porque sin vosotr@s no habría podido llegar este Omega. Gracias, por ser más que mis amig@s, por hacerme ser yo, cuando yo no me acordaba de quién era.

lunes, 11 de mayo de 2009


Me desperté, después de una noche a la que no sabía si sobreviviría, una de esas noches en las que el mundo se cae a tu alrededor, las paredes de la habitación te van arrinconando, mientras buceas entre las sábanas, intentando esconderte sin ahogarte entre ellas, y rezando por olvidar todos tus pensamientos, todo el dolor que sientes, y abandonarte a un sueño en calma. Eran las once de la mañana de un domingo de sol, y al mirar por la ventana comprendí que debía salir a la calle a ver si me contagiaba de ese ambiente de tranquilidad y felicidad que se mostraba desde el exterior. Me duché, me lavé el pelo, lo sequé, me depilé las piernas, me vestí con esos pantalones que compré en Ibiza, naranjas de potra baja, me puse una camiseta básica y una sudadera, no me apetecía arreglarme más. Con mi I-pod a todo volumen me metí en el ascensor, dispuesta a enfrentarme a un día nuevo. El ascensor tardó muy poco en bajar, no me dio tiempo a prepararme como yo hubiera deseado, por eso me puse las gafas de sol, por si acaso, sólo por si acaso.


Era un típico domingo, los padres disfrutaban de ese día de descanso sacando a pasear a sus hijos, un señor entraba en la panadería, con el periódico ya debajo del brazo, qué típico, pensé. Había un grupo de señoras hablando alegremente al lado del puesto de la ONCE, entre las que adiviné a mi vecina del cuarto, y apreté el paso, pero no pude evitar escuchar un “hasta luego nena”, “hasta luego Doña María” contesté esbozando algo parecido a una sonrisa, lo mejor que podía haber hecho en ese día. Seguí andando sintiendo las miradas clavadas en mi nuca de ese grupito de alegres cotorras con cara de no haber roto nunca un plato, y sabía que la buena de Doña María les estaría explicando mi vida y la de mis compañeras de piso.


Seguí con rumbo fijo, en esos días tan míos, no me hace falta ni preguntarme a dónde voy, mi corazón guía a mis pies sin que mi mente tome parte, y al llegar al cruce de la Plaza de Galicia con la Zona Vieja empecé a sentirme en casa. Me adentré por la rúa del Franco, la gente iba y venía a mi alrededor llegando incluso a chocarnos, pero nadie se paraba a verme, era como si no existiera, por eso me gustaba esa zona, había una gran cantidad de extranjeros, también vi a varios estudiantes rumbo a la Biblioteca Xeral, o eso supuse yo, al ver sus carpetas de la USC bajo el brazo. Delante de La Terraza del 46 vi a un hippy acariciando a su perro con el cariño que un padre acaricia a un hijo del que se siente orgulloso. Qué mágica es esta ciudad, no podía pensar en otra cosa mientras avanzaba hacía el Obradoiro, pensé en cuanta gente habría pisado esas piedras cargadas de historias antes que yo, cuantas personas distintas y en épocas tan diferentes habrían pasado por allí, con el mismo motivo que el mío, contemplar la catedral. A medida que me acercaba a la plaza mi corazón se agitaba, y una vez que estuve dentro, vi al tuno repartiendo sus cd´s, al bueno de Zapatones fotografiándose con unos turistas, vi a un grupo de peregrinos mirando la catedral emocionados, a un chico en bicicleta cruzar la plaza despacio, como aprovechando cada segundo que tardaba en recorrerla, dejé de mirar a mi alrededor y me dirigí hacia mi lugar especial, ese lugar que me calma, donde me siento yo misma y a salvo, en esos días, como hoy, en los que se me cae el mundo. Me senté contra esa columna del Pazo de Raxoi, que tantas veces me sirvió de apoyo, en su sentido más literal, dejé que mi cabeza se perdiera entre las piedras, buscando su sitio, me abracé fuerte las piernas, miré hacia la catedral, que hoy tenía ese tono rojizo que tanto me gustaba, y reteniendo esa imagen en mi mente, en un esfuerzo por memorizarla así, cerré fuerte los ojos…


¿Cuántas veces me ha escuchado este gigante en piedra?, ¿cuántos secretos le he contado solamente con mis lágrimas o una mirada?, ¿cuántas chicas como yo habrán contado sus secretos a esta dama de piedra?, ¿Cuántas historias de amor habrá visto comenzar ante ella, y cuántas acabarían en ese mismo lugar?...

jueves, 7 de mayo de 2009

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A medida que vas creciendo te vas dando cuenta de cómo funcionan las cosas en realidad, supongo que esos consejos que me daban los mayores, y yo desoía, empiezan ahora a cobrar sentido. Empiezas a darte cuenta de que no todo es lo que parece, que las personas no son tal y cómo se muestran, y empiezas a valorar la sinceridad desde otro punto de vista. Creces, y te vas llevando decepciones, tienes una de esas crisis existenciales por las que todos pasamos de manera cíclica en según qué momentos de nuestras vidas, esas en las que te das cuenta de que no eres tan distinta a tu madre, como tú creías, sino que empiezas a ver que quizás tus hijos gocen de mucha menos libertad que tú, y en un futuro cada vez menos lejano. Comienzas también a valorar esos momentos en familia, que antes te parecían la peor de las torturas, y empiezas a llamar a tíos, primos y demás familia a golpe de martes por la tarde, y la pregunta lógica que te hacen es ¿qué te ha pasado?, o ¿necesitas algo?, y sorprendentemente dices “sólo quería saber cómo estás, ¿sabes qué he hecho hoy?”. Si, ya no te da miedo que te pregunten qué tal el día, y realmente quieres escuchar qué tal ha ido el suyo…

Que complicado hacemos hasta lo más simple, cómo el iniciar y cerrar etapas. Puede que esté empezando una etapa nueva, puede también que ya lleve unos meses en transición hacia esa etapa, aunque no me había enterado. Empiezas a ver que tu vida y la de tus amigas coge rumbo, todo se va asentando, las cosas, como dice la canción, se van ordenando solas, sin querer. Y te valoras más, te quieres más a ti primero, y en consecuencia puedes querer mejor al resto. Ahora quedas más a tomar café que a tomar cañas, y si quedas a tomar cañas te vas a casa a la segunda, porque mañana hay que madrugar, y no, no pasan lista en clase, pero vas a ir igual.
Empiezas a quedar con amigos que hace mucho que no quedabas, o mandas un email para preguntar cómo les va la vida, quedas con tus amigas y los temas de conversación son distintos a los de hace dos años, da igual que sea viernes, lunes o domingo, porque no se da por hecho que hayas salido el jueves, el sábado o cualquier otro día de la semana porque “te han liado”, ahora si te preguntan ¿saliste ayer? Lo normal es que contestes “no, salí a cenar y a tomar algo”.

Y si pienso en mí hace unos años, me acuerdo de una niña rebelde, eso sí, con causa, que se cuestionaba cada acto, que se rebelaba contra lo establecido, y que no consentía las verdades universales; me alegra ver que esa parte de mí no ha cambiado tanto, aunque se haya suavizado, por lo menos en la impulsividad, ahora cuestiono igual que antes, pero pienso más antes de actuar. También recuerdo cómo me imaginaba que era la facultad, o vivir sola, o cómo me imaginaba que sería la política una vez dentro, y si lo pienso no puedo evitar sonreír ante mi inocencia.

Ahora me planteo lo mucho que me quedará por aprender, las mil decepciones que me esperan, sobre todo con el camino que he elegido para recorrer, pero puedo decir que de cada decepción, de cada golpe que me ha dado la vida, (y en los últimos tiempos me ha dado muchos) de todos he aprendido, así que no queda más que seguir aprendiendo a vivir, seguir creciendo, seguir aprendiendo a elegir a mis amigos, los que de repente se aparecen en tu vida, y los que ya estaban ahí desde el principio, a saber ver quién es de verdad y quién no, de quién fiarte y de quién no…

Sólo quiero seguir ese camino que me he marcado, intentando ser fiel a mí misma, a mis amigos, a mi familia, y sobre todo a mis ideas, a los ideales que siento tan dentro y por los que lucho, los que defiendo, y sobre todo ahora que veo que la gente puede cambiar tanto, y acomodarse a un puesto, a una situación, renunciando a todo eso por lo que se supone que luchan, sólo espero que la vida no me haga cambiar tanto como para olvidar cuál es el verdadero camino de una mujer socialista, cuáles son los ideales por los que quiero pelear, no quiero saber hablar muy bien, y decir lo que hay que cambiar, quiero saber cambiarlo, no quiero acomodarme en un sillón, quiero ser la que no deje que el que está en el sillón se acomode, quiero saber jugar limpio, poder dormir con la conciencia muy tranquila, quiero vivir por la democracia, por la igualdad de oportunidades, por la independencia de las mujeres, dando ejemplo conmigo primero, quiero vivir conforme a eso, sin caer en ser una falsa oradora, y quiero que cuando tenga la edad de mi abuela, y mire hacia atrás para hacer un repaso a mi vida, pueda sonreír y estar en paz conmigo misma, sin ningún remordimiento.

viernes, 20 de marzo de 2009

5 minutosssssss



Otra vez esa sensación de bienestar general, por fin después de mucho tiempo me despierto sin pensar en nada, ( bueno en dormir 5 minutos más), cada noche me acuesto leyendo un capitulo de un libro, apago la luz y me duermo en otros 5 minutos...


Tengo esa sensación de tranquilidad interior, de equilibrio conmigo misma, empiezo a volver a quererme a mi primero, a ser la primera en quien pienso, empiezo a sonreir sin darme cuenta, a tener la mirada perdida en el cielo, vuelvo a ser quien fui, pero ahora cargada de energía, he aprendido mucho, de todo se aprende... el tiempo pone a cada uno en su sitio, y si de algo me ha servido todo lo mal que lo pude pasar es para saber que no dejaré que pase más...


Nueva época Mele ;)



Ya llegué, me siento despacito frente al ventanal.

Ahora que, todo lo malo se quedó mirando atrás.

Encontré un folio en blanco donde volver a empezar.

Sabiendo ya donde me suelo tropezar.

Será más fácil saber por donde avanzar.

Dile a quien mueve los hilos que hoy no cuenten conmigo,

dile que fue suficiente que ya no le necesito.

Cuéntale que puedo sola.

Tropecé como una tonta,

pero ya fue suficiente que ya no le necesito.

Se acabó no puedo perder ya ni un sólo rato más.

Basta ya, de la cama al sofá nada se va a arreglar

Y es verdad lo que queda es mucho más largo ya verás.

Que tampoco no hace daño y ahora soy yo quien va a girar

la rueda a donde yo quiera andar...

domingo, 1 de febrero de 2009



Estuve releyendo algo k escribí hace más o menos un año, en una noche que recuerdo perfectamente, en la que no podía dormir, y pensé en objetos... y su significado impreso... Aquí lo dejo:


Yo tenía un imperdible perdido en el pajar de su aguja...


Una escoba ganada al póker en una timba a una bruja...


Encontré el escondite donde trasnochan los bohemios...


Y allí un bombón de licor para abstemios...


Yo tuve el horizonte encima de mi cama...


Creado a golpe de aliento de prender la llama...


Tuve un frac, un anorak... se los vendí a un tal Jack...


K me regaló un mando de distancias cortas k destrozaba las ropas...


Y al pulsar el botón juntaba nuestras bocas...


Tuve un arma cargada de amor k mató con un besó...


Tuve un te kiero a boli escrito en mi yeso...


Yo tenía un gusano de seda en mi caja de zapatos...


Un trozo reseco de pan en un estanque de patos...


Tuve la primavera grabada en la mirada...


Como tiene su noche de amor la novia enamorada...


Una caricia grabada en el pelo...


Y un wiskey sin hielo...


Me cree una realidad inventada del k no gana ni pierde nada...


Un lugar donde para volar no hace falta despegar a medias con mi almohada...


Me crei protagonista de un apeli años 20...


Cual mujer fatal aparenté estar bien ante la gente...


Compré un pegaso sin alas, un unicornio sin cuerno...


Por llegar justo a tiempo al mercado eterno...


Vi vender su cuerpo a hermosas hadas destapadas...


A otras k por tener un sueño murieron lapidadas...


Me compré un calcetín sin pareja...


Que se casó por amor con una zapatilla vieja...


ME CREI K LAS MARGARITAS SE DESHOJABAN A MI ANTOJO...


PERO DESPERTÉ Y NO VI REALIDAD EN LA FRASE OJO POR OJO...

jueves, 22 de enero de 2009

NO ES UN JUEGO DE NIÑOS...


Ojalá se acabaran las guerras de una vez y que el arma que sujetase este niño disparase agua...

Cada vez que escucho esta canción se me encoje el alma...

Una tarde por el bosque, laralala...
Entre hierbas ví que había, uuuuu
Una carta ensangrentada, laralala
De 40 años hacía. uuuuu
Era de un paracaidista, laralala
De la 8ª compañía uuuuu
Quien escribía a su madre, laralala
Y la carta así decía... uuuuu
Madre anoche en las trincheras, laralala
Entre el fuego y la metralla, uuuuu
Ví al enemigoo correr, laralala
La noche estaba cerrada... uuuuu
Le apunte con mi fusíl... laralala
Al tiempo que disparaba... uuuuu
Una luz iluminó... laralala
El rostro que yo mataba. uuuuu
Clavo su mirada en mi, laralala
Con sus ojos ya vacios, uuuuu
Madre sabes quien yo ví?, laralala
Quien era el enemigo? uuuuu
Era mi amigo José, laralala
Compañero de la escuela, uuuuu
Con quien tanto yo jugue, laralala
A soldados y a trincheras... uuuuu
Madre ahora todo era real, laralala
A mi amigo ya lo entierran, uuuuu
Madre yo quiero morir, laralala
Ya estoy harto de esta guerra... uuuuu
Dos claveles en el agua, laralala
No se pueden marchitar, uuuuu
Dos amigos que se quieren laralala
No se pueden olvidar... uuuuu
Si mi sangre fuera tinta, laralala
Y mi corazón tintero, uuuuu
Con la sangre de mis venas, laralala
Te escribiría te quiero... uuuuu
Si te vuelvo a escribir, laralala
Tal vez sea desde el cielo, uuuuu
Donde encontraré a Jose, laralala
Y jugaremoos de nuevo... uuuuu

domingo, 4 de enero de 2009

Despertar



El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Inclulso para mí.


Pues sí... el tiempo pasa, y las heridas cicatrizan, los recuerdos de hace años, son sólo eso, recuerdos, que hace tanto te hicieron daño y ahora son una vaga imagen de tu memoria, los momentos felices, son fotos, o una sonrisa en la cara al recordarlos. Por eso empiezo con tantas ganas este nuevo año, porque ahora quiero pensar en mi futuro, y quiero que futuro y presente ocupen mi mente de manera que el pasado apenas pueda ocupar más de un recuerdo momentáneo cada cierto tiempo. No quiero vivir anclada en algo ya escrito, en un tiempo ya vivido, creo que necesito un cambio radical en mi vida, tomar mi rumbo de nuevo y continuar viviendo intentando ser lo más feliz posible y hacer felices a los que me rodean.


Porque todo cura, ya debería haberlo aprendido... Cuántas veces pensé que no me sobrepondría a ciertos momentos?¿ Cuántas noches en vela he pasado cada una por una causa, y que me parecían el fin del mundo?¿... Pues ahora he dado al reset. Comienzo de cero, como en un despertar... Con este año comienza una nueva etapa, a la que miro de frente y con una sonrisa, con la esperanza de encontrar el equilibrio, la estabilidad, la felicidad en general, que hace tanto que buscaba y a la vez no me permitía encontrar.


Pues eso... RESET