domingo, 7 de marzo de 2010

el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, es su madre y el regalo de su amor...


No puedo explicar un sentimiento así, pero haré un intento por explicar mis sensaciones a lo largo de mi vida como cofrade, quizás así algunos os acerquéis un poquito a esta parte de mí, y ojalá llegueis a sentirlo, aunque sea en una mínima parte.
Empecé a vivir la Semana Santa a medida que crecía, es difícil no hacerlo siendo ferrolana. En el Tercio de la Virgen de la Piedad aprendí a saborear los momentos, la sensación del Jueves Santo, saber que has esperado un año por ese día, y que por fin ha llegado. Me vestía con el hábito despacio, primero las medias, el sayal, el fajín, la capa, la medalla, los guantes, y el capuz... En la soledad que me proporcionaba mi capuz de terciopelo, sentía que mi respiración se agitaba, que el corazón latía con fuerza debajo de mi sayal, el olor a incienso en el aire, el solo de corneta, seguido de los redobles de tambor, y me sentía con Ella, la sentía en mí.

Cuando nos preparábamos para salir éramos conscientes de que quedaban horas por delante, y yo quería aprovechar cada minuto. Lo bueno de la noche del Jueves Santo es el momento de la retirada, yo tenía mucha suerte, iba acompañando a la Virgen de la Piedad, todos la esperaban a ella, y el momento en que llegábamos, abriéndole paso, es indescriptible... la Virgen se encontraba con el Cristo... no se puede explicar con palabras, la música empezaba a sonar, todo el pueblo empezaba a cantar, "una madre no se cansa de esperar".

La procesión del Viernes Santo, la de "os caladiños", en un silencio respetado por todos, por niños y mayores, por mujeres y hombres, por todos, todos respetamos ese silencio, esa oscuridad que reina en las calles, solo violada por la luz de los hachones, por la luz de las velas... ver los tronos en la plaza, y cantar la Salve...

La verdad es que si lo pienso soy egoísta, pero año tras año la acompañé con una petición en mi cabeza, se lo pedía en silencio, mientras la acompañaba, se lo gritaba al cantarle en sus retiradas, y ahora año tras año se lo agradezco acompañándola, queriéndola.

Es muy dificil explicar lo que siento, son muchos momentos juntos a lo largo de una semana, son sensaciones, son vuelcos del corazón al sentir una melodía, al ver el esfuerzo de los portadores, ver como el cansancio no puede con ellos, porque se sienten afortunados de portarlos. Es la carne de gallina al ver a mujeres mayores, a chicas jóvenes, a señores, a niños, a hombres adultos, llorando de emoción al cantarle a la Virgen, al ver al Cristo.

Para muchos son simples imágenes, para nosotros son parte de nuestro ser, son parte de nosotros mismos, de nuestra historia, de nuestra tradición, de nuestras familias. Son respeto, amor, devoción, esfuerzo, alegría, agradecimiento, cultura, orgullo, disciplina, compañerismo, hermandad, fe. La gente puede preguntarse cómo puede generar tantas sensaciones esas imágenes, es algo parecido a cuando sientes muy dentro unos ideales, luchas por ellos, porque los sientes, porque son una parte de tí, que reflejas en tu día a día.

Para mí, el amor que siento hacia la Virgen de la Piedad no es comparable con nada, no es algo que se pueda explicar, como no se puede explicar el amor a una madre. Es algo tan fuerte, tan bonito, tan desinteresado, que hace que cada vez que la veo, engrandecida, portada a hombros, tan bella, no puedo evitar que las lágrimas afloren, y esa sensación es tan gratificante, tan pura y limpia, que ojalá todas las personas que quiero llegárais a sentirla.


Cuántas veces siendo niño te recé, con mis besos te decía que te amaba, poco a poco, con el tiempo, olvidándome de tí, por caminos que se alejan, me perdí...por caminos que se alejan me perdí...

Hoy he vuelto, madre a recordar, cuantas cosas dije ante tu altar, y al rezarte puedo comprender, que una madre no se cansa de esperar... que una madre no se cansa de esperar...


Al regreso me encendías una luz, sonriendo desde lejos me esperabas, en la mesa la comida aún caliente y el mantel, y tu abrazo en la alegría de volver...y tu abrazo la alegría de volver...

Hoy he vuelto, madre a recordar, cuantas cosas dije ante tu altar, y al rezarte puedo comprender, que una madre no se cansa de esperar... que una madre no se cansa de esperar...



Aunque el hijo se alejara del hogar, una madre siempre espera su regreso, que el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, es su madre y el regalo de su amor...

4 comentarios:

Gretel dijo...

Comprendo el éxtasis de los ritos, el compromiso con algo en lo que un grupo de personas se implican para una puesta en escena de unas horas. Es como el estreno de una obra.
La adoración de las imágenes, el entramado empresarial de la semana santa, la santificación de personajes elegidos aleatoriamente por un grupo de la jerarquía más corrupta que existe.... todo eso hace que me resulte complicado ver las procesiones como algo puro y honesto. No sé si en ferrol, pero hay estatuas de inquisidores, de personajes oscuros y viciosos, y la gente tb promete sentir grandes cosas en sus paseos. Yo creo que el poder en las procesiones está en la energía que vacía toda la gente que va a vivirlas. Si pasean una fregona o un ídolo pagano bendecido por los cuervos del vaticano, probablemente se viviría lo mismo.

iriana dijo...

Evidentemente, por eso yo siento lo que siento por UNA virgen, seguramente me vaya a la Semana Santa sevillana y me quede como estoy, porque incluso en Ferrol hay otras cofradías y veo las procesiones sin que me muevan nada, xk no me siento identiicada. Me siento identificada con mi cofradía, aunque no con quien la coordina, por eso no salgo en esa cofradía hace tres años, aunk como si que siento lo k siento, estoy esperando a k llegue la Virgen cada Jueves Santo.
Me resulta muy doloroso que gente como la que está dirigiendo mi cofradía exista, nos quite la ilusión y utilice la fe de la gente para su beneficio personal, pero eso no es más que un reflejo de la Iglesia Caólica en general, es lo que hay.
Por eso es dificil explicarme, siento algo muy fuerte, por fe, y por tradicion de mi pueblo, pero no siento ningun tipo de cercania a la Iglesia Catolica, de hecho me parece que si Jesús viniese al mundo empezaría a cabezazos en el Vaticano. Pero esos no son representantes mios, ni de la mayoria de la gente de la calle, son ególatras, con ansias de poder, que se recrean en explotar unas imagenes y los sentimientos de las personas, son todo aquello que critican, ellos no representan más que lo que cualquier cristiano debería odiar.

Gretel dijo...

a tí, como sigas escribiendo comentarios así, te acaban quemando en la hoguera... menudos son!!

iriana dijo...

Será cuestión de aficionarse a las fallas entón...