martes, 15 de abril de 2008

En busca de la felicidad



Toda persona sigue un camino distinto, pero con un mismo fin, una meta común, intentar en la medida de lo posible ser feliz. La felicidad es un concepto muy subjetivo, no sé si alguien puede decir al cien por cien que es feliz, quizá es una muestra clara de que yo por lo menos no. Pero tampoco es algo que me preocupe demasiado, si no hubiera cosas malas no valoraríamos las buenas, si alguien no se porta mal contigo, inconscientemente no te darás cuenta de lo que ese amigo que está siempre hace por ti. Creo que mi camino es una montaña rusa, tengo subidas y bajadas, pero tengo esa sensación interior que tienes en los parques de atracciones, como si el estómago te diera un a vuelta, es algo que solo tú eres capaz de sentir, y es ese sentimiento el que me anima a seguir cuando estoy bajando, porque sé que habrá una nueva subida, y otra vez esa sensación...


Hay mil cosas que dan esa sensación de felicidad, y otras que espero que algún día me hagan sentir eso. Como una tarde con amigos en la que te ríes por reir, porque sí; Sentarme en la arena a ver, oir y oler el mar; Que mi primito me dé un beso; Tomar un café con hielo en la plaza de la quintana en un día de sol; Ver unos ojos que entienda sin hablar; Que me den un abrazo que me transmita más que un beso; Saber que eres el primer y el último pensamiento del día para alguien; Que ese alguien sea el tuyo; Soñar despierta cosas que solamente soñaría un niño, como un viaje a la luna desde mi cama; Viajar por todo el mundo y conocer mil culturas; Que nadie se muera por no tener nada que llevarse a la boca, mientras nosotros tiramos lo que nos sobra... Son cosas que al pensarlas me hacen sonreír...


¿No os encanta esa sensación que se tiene al salir de darse un baño en el mar? Al llegar a la arena... ¿Y la sensación de cuando te duchas después de ir al gimnasio? o la sensación de descalzarte y pisar la hierba, despertarte abrazada, encontrarse dos miradas, que un bebé te agarre el dedo, la sensación de notar el viento en tu cara, notar que se mezcla con tu pelo,esa sensación que se tiene al oler algo que no sabemos porqué nos recuerda a nuestra infancia... son sensaciones increíbles, y que tenemos a nuestro alcance, cada una de ellas son piedras de ese camino hacia la felicidad, por lo menos del mio.


Puede que cuando sea viejecita eche la vista atrás y recuerde mil momentos cotodianos de mi vida, como esa película que dicen que ves cuando estás en el ocaso de la vida. Estoy segura de que cuando me pregunten si fui feliz, podré decir que si. Que abracé, que amé, que lloré y rei, corrí por la playa, me bañé desnuda, noté el viento en mi pelo, que conocí lugares increíbles, que me empapé de nuevas culturas sin miedo de lo desconocido, que disfruté de mi gente, y nunca me cerré a no conocer a alguien nuevo. Espero poder decirle a mis nietos que nunca me dejé pararme a odiar, que lo mejor para alcanzar la felicidad es no recorrer el camino solo, y que nunca dejen que en su corazón albergue el rencor.

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