lunes, 19 de mayo de 2008


Me lo pedía el corazón y entonces te busqué, creyéndote mi salvación...Y ahora que estoy frente a ti... Parecemos, ya ves, dos extraños...


Hoy he ido a pasear por Santiago, parece mentira pero en tan poco tiempo esta ciudad me parece mía, cuando estoy mal, me acoge y me escucha, me da calma, y cuando estoy bien me da una energía que no sé explicar, por eso creo que he creado un vínculo muy fuerte con la magia de esta ciudad. Cada calle, cada una de las personas que viven aquí, es mágico, puedes ser como quieras ser, puedes perderte por callejones cargados de historias que a mí me divierte imaginar. En estos paseos mios por la zona vieja, siempre acabo sentada en una de las columnas del Pazo de Raxoi, mirando a la Catedral, desde ahí abajo soy insignificante, la gente pasa a mi alrededor y no me ve, pero la Catedral si lo hace, día tras día está allí, son ya muchas las confidencias que me unen a ese gigante en piedra, y ya lo veo algo familiar, son tantas las veces que he llorado desde esa columna que no sabría contarlas. La Plaza de la inmaculada... no hay nada mejor que leer allí sentada, ¿verdad Elenita? jejeje aunque si tienes problemas con la fauna santiaguesa ese no es el mejor lugar XD. O la Plaza de la Quintana... ¿Cuántos cafés con hielo me habré tomado en esas terrazas? sola y en compañía, siempre en la mejor compañía.

A veces me imagino que hay una presencia rara en la zona vieja, por lo menos yo lo siento así, supongo que será parte de la magia... El Paraiso Perdido... A Casa das Crechas... El Hotelito... Son rincones mágicos... ocultos entre las piedras húmedas de esta ciudad, lugares que sólo cuando la haces tuya te revela. ¿Y esas cañas en el San Jaime niñas? si esk vivimos de terraceo eh¡¡

Como me pasa con las personas, no sé en que momento justo Santiago se convirtió en parte de mí, supongo que con cada golpe que me fueron dando, en el que yo buscaba un refugio, Santiago se me fue mostrando. También creo que la cantidad de gente increíble con la que comparto mis días aquí son una pieza clave de la magia de esta ciudad, porque hacen que mi vida sea más fácil.

No sé como será nuestras vidas cuando cada uno retorne a sus respectivos lugares, supongo que tendremos unas largas facturas de teléfono, y muchos kilómetros en el contador del coche, y creo que cuando vengamos de nuevo a esta ciudad, juntas o no, las piedras que conforman las calles y las casas, testigos de nuestras historias, nos las recordarán, y estaremos juntas siempre, y cuando recordemos cada una de esas historias nos dolerá la barriga de reír. Por eso siempre que pise una piedra de estas calles, vendreis a mi mente, y una sonrisa nacerá en mi cara.

Gracias a Santiago por estar un día más, y a vosotras por estar siempre.

Quérovos¡¡¡¡¡

1 comentario:

Unknown dijo...

qué bonito iriana!!!pero tú ya verás la que acabas de liar!!en cuanto la marta descubra este texto le da la llorera toa la noche!!!jajaja
no, en serio, esta ciudad lo tiene todo pero la gente, sin duda, es lo mejor; bueno SOIS las mejores (no vamos a generalizar)... las mejores compañeras de piso, las mejores compañeras de fiesta, las mejores compañeras de llantos, de canciones, de locuras, de biblioteca, de sofá, de críticas... y eso os convierte en las mejores amigas... mierda...esto huele a sentimental! 1000 besiños pequecha y a ver cuando vamos a sacar esas fotos por la zona vieja y me enseñas ese sitio donde te ve la catedral!!jajaja chauu



soy cris eee pero no me deja escribirte entonces escribo desde el de marta!