miércoles, 16 de diciembre de 2009

Historias narradas por las vías...

Desde mi asiento 161, coche 03...


Observo a cada una de las personas que van a mi alrededor, me imagino sus vidas, porqué habrán cogido este tren, y no cualquier otro...


Hay una señora mayor, con un pañuelo blanco en la cabeza, y de vez en cuando se tapa la boca, tiene la mirada perdida en el azul del asiento delantero, las arrugas de su cara se me antojan un reflejo de los golpes que le habrá dado la vida, como marcas que recuerden día a día lo vivido, lo sufrido, sin dejar olvidar... De vez en cuando aprieta la mano derecha, como impulsivamente, sin darse cuenta, mientras juega despistadamente con el billete... Seguro que ha venido a ver a su hijo, del que se siente muy orgullosa, pero él nunca va a visitarla, porque es muy buen médico y no tiene tiempo, entre el trabajo y sus compromisos sociales, y ha visto a sus nietos, la mayor saca muy buenas notas, va a ser como su papá, el abuelo estaría muy orgulloso de ella si estuviese aquí; el pequeño es demasiado pequeño para saber qué será, por ahora es el que más cariño da a la abuela, hoy han ido a pasear por el parque, ningún bocadillo sabe como el que le hace la abuela, le ha permitido que fuera de chocolate, y le ha quitado las durezas al pan con el cuchillo, después le ha comprado un paquete de cromos y sólo uno venía repetido. Ha sido una buena tarde, y la abuela se va pensando en la próxima, y en las tardes que estará sola hasta que esa llegue...


Enfrente de mi va un chico joven, veintipico... Con greñas y barba, va mirando el móvil, que no para de sonar, y él contesta rápidamente, y a veces una sonrisa aparece en su cara, cuando ve que le miro disimula con vergüenza, y mira por la ventana... no me cuesta imaginar su historia, ha venido a visitarla a ella... Y ya la echa de menos...


Unos asientos más atrás, a mi espalda, van dos mujeres, van hablando distendidamente, y ahí no hace falta suponer nada, pues van hablando tan alto que no me queda nada por imaginar... Compras navideñas, qué tal tus hijos? Tenemos que quedar más... Si, cuando pasen estas fechas... ( No van a quedar )...


El revisor se detiene frente a un señor, va dormido, o eso parece, sus ropas gastadas, sus botas rotas, su cara ennegrecida... Todo eso hace que el revisor se detenga frente a él. Pero él saca orgulloso su billete, aquí tiene señor... Porque cambiarás tú de ciudad? Vas o vuelves? Vas... Buscando mejor suerte? Quizás... Intentando olvidar? Puede... Que encontrarás? Cuanta gente nueva conocerás? Quién sabe... Parece que me has oído, y nuestras miradas se encuentran, tu débil sonrisa desdentada resulta cálida, que tengas suerte vayas o vuelvas, que tengas suerte, sea cual sea tu historia...


Y sólo queda él... Tres filas hacia delante, de frente hacia mí, tiene el pelo despeinado al azar, como si el viento hubiese hecho un juego aleatorio para enredar cada uno de tus mechones morenos, ojos negros, o marrones muy oscuros, desde aquí no lo distingo, pero cada vez que los veo siento el impulso de querer perderme en ellos. Los dos podíamos haber cogido ventanilla, pero vamos en el pasillo, cruzando nuestras inquisitivas miradas... Cuál es tu historia? No consigo adivinarla... Bajarás en Santiago? Seguro que si... Volveré a encontrarte? Cuando menos me lo espere... Qué estudias, o en qué trabajas? Historia del arte... O algo relacionado... Tienes manos de pintor, no, de escultor... y mirada profunda, de escritor, de poeta... Retén mi imagen en tu cabeza, píntame sólo envuelta en una sábana, en tu sábana... Y recítame un poema que escribiste para mí, sólo para mí, esa tarde, esta tarde... cuando bajaste del tren y llegaste a casa con mi imagen en tu memoria... No me olvides, yo no olvidaré tu mirada, el trayecto en el que nuestras miradas se encontraron, para algún día, en algún lugar, en el momento justo... Volver a reencontrarse.

3 comentarios:

El Empecinado. dijo...

Tia!!!!se sale, sin mas ni mas!Creo que a todos alguna vez o muchas nos a pasado lo mismo!hemos imaginado lo mismo!me encanta!

iriana dijo...

Gracias Xoeliño! :) mil bikiños

Gretel dijo...

Dentrito mismo del bus me sentí.

Y por dios... esas manos y esos ojos merecen que se revuelva en la mísmisíma tumba del apóstol si hace falta!ay!yo no lo he visto y me he enamorado, fíjate.